Relación de los niveles de actividad física de las personas mayores con los estilos de vida, el bienestar psicológico, la depresión y la calidad de vida
- Martínez García, Raquel
- Sara Márquez Zuzendaria
- Alfonso Salguero del Valle Zuzendarikidea
Defentsa unibertsitatea: Universidad de León
Fecha de defensa: 2010(e)ko maiatza-(a)k 25
- Sidonio Oliveiro da Costa Serpa Presidentea
- Olga Molinero González Idazkaria
- Antonia Pelegrín Muñoz Kidea
- Valdemar José da Cruz Salselas Kidea
- Marta Zubiaur González Kidea
Mota: Tesia
Laburpena
El propósito del presente trabajo ha sido investigar la relación existente entre la Calidad de Vida, el Bienestar Psicológico, la Depresión y los Estilos de Vida en la población anciana en función de las variables género, edad, actividad física e institucionalización. Un total de 436 sujetos, de los cuales 171 son hombres y 265 mujeres, con edades comprendidas entre los 55 y 98 años formaron parte voluntariamente de la muestra de estudio. Los individuos fueron tomados de diversos programas para la tercera edad y diferentes centros públicos y privados de la ciudad de León, lo que nos permitió hacer una división de los sujetos según su condición de institucionalizados o no institucionalizados. Por otra parte, la población estudiada muestra heterogeneidad teniendo en cuenta la actividad física que practican, desde personas completamente sedentarias hasta aquellas que realizan ejercicio físico diariamente. Para la obtención de los datos se les administró una batería de instrumentos integrada por un Cuestionario Sociodemográfico de elaboración propia, la versión española del Cuestionario de Salud SF-36 (Alonso i Caballero y cols., 1995) a través del cual se miden las dimensiones física y mental de la salud, la versión española de la Escala de Depresión Geriátrica (Izal y Montorio, 1993) que permite calcular el índice de depresión, la Escala de Bienestar Psicológico (Sánchez-Cánovas, 1998) para medir el bienestar material y subjetivo y el Cuestionario de Actividad física de Yale (Dipietro y cols., 1993), que recoge información sobre los niveles de actividad física. Los datos obtenidos tras el análisis de los resultados, nos indican que la Calidad de Vida de los ancianos participantes en la investigación difiere significativamente en función del género, la edad, la frecuencia de la actividad física y la institucionalización. La Dimensión Mental o Psicosocial de la salud alcanza mayores puntuaciones que la Física probablemente en relación con la pérdida de la capacidad funcional propia del proceso de envejecimiento. La puntuación elevada en la percepción de la salud muestra diferencias a favor de los varones, de la población más joven, de aquellos considerados físicamente activos y de las personas que no viven en instituciones. Los síntomas de depresión que manifiestan los participantes se consideran dentro de la normalidad, destacando que la población femenina, la que cuenta con más años de edad y aquella institucionalizada, posee niveles de depresión mayores que el resto. A pesar de no mostrar diferencias significativas, la satisfacción que produce la práctica de actividad física hace que los grupos de sujetos más activos posean un índice de depresión menor que aquellos sedentarios, resaltando así el valor terapéutico del ejercicio físico regular. En cuanto a los sentimientos de Bienestar Psicológico, podemos decir que se encuentran condicionados por el género y por la actividad física principalmente. Al igual que sugieren numerosas investigaciones, consideramos que poseer un estilo de vida activo está relacionado con el bienestar en la tercera edad de forma positiva. Los datos obtenidos en nuestra investigación revelan un predominio de los estilos de vida activos entre los participantes. En función de los índices de actividad física del Cuestionario de Actividad Física de Yale son las mujeres, las personas más ancianas, las que practican ejercicio con mayor regularidad y aquellas que no viven en instituciones las que podemos considerar físicamente más activas. Por todo ello, la relación observada entre la práctica habitual de actividad física y el disfrute de una óptima calidad de vida con sensaciones de bienestar y de salud física y mental percibidas así como ausencia de depresión, hacen que destaquemos la importancia de promocionar en las personas de la tercera edad un estilo de vida donde tenga lugar la práctica de ejercicio físico regular.