Estudio lingüístico y etnográfico de la zona norte de "Los Valles" (Entrevalles, Vidriales, Eria-Órbigo) (Zamora)

  1. Pérez Pérez, Manuel
Supervised by:
  1. Rafael Rodríguez Marín Director
  2. Janick Le Men Director
  3. Juan Carlos González Ferrero Director

Defence university: UNED. Universidad Nacional de Educación a Distancia

Fecha de defensa: 12 November 2021

Committee:
  1. José Ramón Morala Rodríguez Chair
  2. José Ramón Carriazo Ruiz Secretary
  3. Marta Pérez Toral Committee member

Type: Thesis

Abstract

1. INTRODUCCIÓN Las hablas leonesas han ido desapareciendo con el paso del tiempo. El uso de las nuevas tecnologías en las labores agrícolas por parte de de las nuevas generaciones y los medios de comunicación, entre otros, han permitido que la norma del castellano se haya impuesto en la actualidad en la casi totalidad del dominio leonés. En algunas áreas, el dialecto se ha mantenido mezclado con el gallego y el portugués, aunque en la mayor parte de los casos sobre una base castellana. En otros lugares del noroeste zamorano, perviven importantes restos del dialecto que han ido menguando durante todo el siglo XX, en especial con la desaparición de las generaciones nacidas en el primer tercio de dicho siglo. Estas muestras del dialecto leonés, que aún conservan las personas mayores, forman parte de su competencia ligüística en el mismo nivel que el castellano. Como consecuencia de lo anteriormente expuesto, decidimos localizar nuestro estudio en una de las comarcas de la provincia de Zamora que apenas se ha investigado hasta la fecha, la comarca de Los Valles de Benavente, y, en concreto, en su parte más noroccidental. Como labor de conjunto, no se ha realizado ninguna investigación sobre la zona que abarca este estudio. Figura encuestada en el ALCyL la localidad de Brime de Sog y en el ALPI aparece la de Cubo de Benavente. Se han recogido, también, algunos repertorios lexicográficos en el valle de Vidriales, como los recopilados por la asociación FURMIENTO, dedicada a la defensa y divulgación del leonés, además de alguna monografía de tipo dialectal en las localidades de Villaferrueña y Arrabalde. Igualmente, algún estudio realizado en La Valdería o La Bañeza, comarcas leonesas, ha ampliado su radio de acción y recoge un número reducido de voces en el valle de Vidriales. Estamos, pues, en una zona de transición que guarda en su límite más occidental grandes semejanzas con la comarca de La Carballeda, con la que limita. Los rasgos lingüísticos de carácter leonés se van diluyendo a medida que avanzamos hacia el Este, en las proximidades de Benavente, o bien hacia el Sur, en el valle bajo del río Tera. -Objetivos Pretendemos profundizar en la investigación del habla actual y tradicional, poniendo especial interés en aquellos rasgos leoneses que aún forman parte de la legua de uso común, y de aquellos otros que, relacionados con las tareas del campo, aún perduran en el uso y el recuerdo de las gentes de edad más avanzada. Él análisis de los datos obtenidos nos permitirá ver las diferencias y semejanzas entre los diferentes valles objeto de estudio, así como establecer una caracterización global del área en su conjunto. Para ello, nuestro propósito es centrarnos en el estudio del léxico, ya que es el campo en el que más claramente se muestran las particularidades del habla de una comunidad, donde en cualquier caso, la mayoría de los rasgos que estudiamos se encuentran ya lexicalizados, no afectan, por tanto, al funcionamiento general de la lengua, puesto que la norma usual está dentro de lo que conocemos como estándar, y solo se aprecian las diferencias en el plano de la palabra. No obstante, también prestaremos la atención debida a las diferencias morfosintácticas y fonéticas que afloren, aunque en la mayoría de los casos tengan categoría de idiolecto, fruto del uso particular que cada hablante hace de la lengua, y se trate, en muchas ocasiones, de manifestaciones de carácter vulgar. -Metodología La investigación ha tenido como punto de partida el estudio de cuestiones ligüísticas e históricas en las que sustentar la base de nuestro trabajo. Se ha llevado a cabo un exhaustivo trabajo de campo en el que hemos constatado el alcance del dialecto leonés en esta zona, para, posteriormente, establecer las oportunas conclusiones sobre los usos lingüísticos en cada uno de los valles. Hemos contado para nuestros fines con las habituales técnicas e instrumentos de investigación dialectológicos como las encuestas (especialmente), las entrevistas, la observación y toda la información que nos han podido proporcionar las fuentes consultadas. Los resultados de las encuestas han sido reflejados en una serie de mapas que nos han servido de apoyo para efectuar el análisis de los datos obtenidos. Del vaciado de los mapas, hemos obtenido el repertorio léxico que constituye el núcleo básico de nuestra investigación. Posteriormente, se ha procedido a la documentación del léxico no normalizado buscando su localización en los distintos atlas lingüísticos, así como en buen número de trabajos de carácter dialectal llevados a efecto en las distintas áreas lingüísticas de nuestro territorio. -El cuestionario Para la elaboración del cuestionario hemos tomado como referencia algunos de los cuestionarios al uso, como los utilizados en los distintos atlas lingüísticos de nuestro territorio. A ello hemos añadido, en gran medida, las aportaciones derivadas de nuestro propio conocimiento del habla de la zona como miembro de la comunidad hablante de San Pedro de Ceque, así como de las consultas formuladas a otros miembros de esta comunidad. Con ello, pretendíamos conseguir dos objetivos, por un lado, poder comparar los resultados obtenidos con los trabajos realizados en las distintas áreas lingüísticas de nuestro país, y por otro, sacar a la luz el mayor número de términos posible, que nos permitiera caracterizar el habla tradicional de la zona en la que situamos esta investigación. El cuestionario se ha ordenado por campos nocionales, con objeto de dar al estudio la estructura y cohesión que debe ofrecer cualquier trabajo científico de estas características. Los grupos están relacionados con la vida diaria de los informantes, donde se incluyen actividades agrícolas y ganaderas, flora, fauna, relaciones familiares y sociales, etc. Consta de 1837 ítems, de los que los 173 primeros están dedicados al estudio de la morfosintaxis; el resto de las preguntas van dirigidas a la localización de las variantes léxicas, en especial, las de carácter tradicional y leonés. Con objeto de no condicionar las respuestas, hemos procurado efectuar la pregunta sin hacer uso del término estándar, sino a través de una definición o una descripción del mismo, con ello facilitamos la aparición de un número de variantes más elevado y se han conseguido respuestas más próximas a la lengua usual. No obstante, hemos querido dar la importancia que corresponde al léxico estándar; ambos campos quedan registrados, pues deben complementarse a la hora de reflejar la realidad lingüística de una comunidad. -Los informantes Partimos de que el objetivo de este trabajo de investigación es estudiar las peculiaridades lingüísticas tradicionales del habla de esta zona y, para ello, es necesario entrevistar a las personas mayores, que son las que conocen y conservan estas peculiaridades. Siguiendo esta premisa, nuestra intención inicial era seleccionar los informantes que pertenecieran a la franja de edad de los ochenta años. La escasa población que cumple este criterio en algunas de las localidades, y la negativa de otros a someterse a sesiones de varias horas de duración durante cinco o seis días, nos obligaron a incluir un buen número de informantes dentro de la década de los setenta, e incluso, alguno de ellos ligeramente inferior. La casi totalidad de los informantes seleccionados han sido varones, aunque en un alto porcentaje de casos se encontraba presente la esposa, que intervenía en numerosas ocasiones en las respuestas facilitadas, en especial, en aquellas relacionadas con las tareas de las que se han ocupado tradicionalmente las mujeres, o en las que participaban de manera muy activa, como la fabricación del pan o la matanza, entre otras. Con esta selección, hemos cumplido con el arquetipo de informante que ha sido elegido en la mayoría de los trabajos dialectales: persona mayor, de escasa instrucción, y que haya desarrollado su vida laboral en el medio rural, requisitos, que por otra parte, ya iban implícitos en nuestros objetivos a la hora de plantearnos el propio estudio de la lengua tradicional. Por ello, con esta selección, la idea de recoger el habla propia de la zona quedaba garantizada, pues la totalidad de los informantes habían desarrollado gran parte de su experiencia vital antes de la llegada de las nuevas técnicas agrícolas, que trajeron consigo la completa mecanización del campo. Con esta elección, hemos introducido, en alguna medida, una variable sociolingüística circunscrita a las personas de mayor edad, recogiendo, en parte, el léxico empleado por las dos últimas generaciones vitales. -Los mapas Una vez realizada la encuesta, con los resultados, se han elaborado 823 mapas en los que hemos reflejado los 1837 ítems enumerados correlativamente, con sus correspondientes respuestas, que conformaban el cuestionario inicialmente. Con el fin de reflejar todos los datos obtenidos, en una treintena de casos nos hemos visto obligados a desdoblar los ítems en un bis, condicionados por las respuestas dadas por los informantes, pues, a veces, respondían a dos conceptos distintos, con objeto de buscar una delimitación mas precisa al valor semántico de cada término. Para elaborar los mapas, hemos establecido, con carácter general, un criterio relacionado con el número de respuestas diferentes emitidas. En caso de haber menos de tres respuestas diferentes en una pregunta, no hemos elaborado mapa; los casos de hasta cinco respuestas se han reflejado en un mapa sintético, utilizando un símbolo para cada respuesta; si el número de respuestas era superior, se han utilizado mapas analíticos, reflejando todas las respuestas en el mapa. Los ítems que no van encabezando un mapa se han consignado en los recuadros que figuran en la parte superior de cada mapa, así como las respuestas obtenidas en cada caso. Con el fin de reducir el número de mapas y dar una mayor visibilidad a las respuestas de marcado carácter dialectal, en algunas ocasiones no hemos seguido este criterio. La situación de cada valle y de cada una de las localidades en los distintos mapas se corresponde con su localización geográfica real, pues se ha obtenido a través de la captura de un plano de mapas convencionales. Con la introducción de la cartografía ligüística, otra de las cuestiones que queríamos abordar, a la hora de decidirnos a reflejar los datos en mapas, es la recogida de elementos etnográficos, tarea que se antoja imprescindible en el estudio de un dominio lingüístico de pequeñas dimensiones. En estos casos, es necesario priorizar los detalles para poder diferenciar las «palabras y las cosas», según las diferentes zonas geográficas encuestadas. Por ello, hemos añadido en los distintos mapas numerosas notas a pie de página, que sirvieran de complemento a los términos que necesitaran un análisis más minucioso. -Delimitación de la zona El estudio lo hemos situado en los valles más septentrionales de la comarca de Benavente y Los Valles, en el marco de la división administrativa actual en comarcas de la provincia de Zamora. Se extiende desde el límite de La Carballeda , al oeste, hasta el curso de los ríos Eria-Órbigo, al este. La zona viene delimitada por tres valles que de oeste a este señalamos junto a los puntos de encuesta fijados en cada uno de ellos: a) Entrevalles, valle por el que discurre el Río de la Vega, al que en su continuidad se le da el nombre de Arroyo del Regato a partir de San Pedro de Ceque: 1. Cubo de Benavente (CB). 2. Uña de Quintana (UQ). 3. San Pedro de Ceque (SPC). b) Valle de Vidriales, recorrido por el Arroyo Almucera: 4. Congosta (CONG). 5. Ayoó de Vidriales (AV). 6. Villageriz (VILLG). 7. Fuente Encalada (FE). 8. San Pedro de la Viña (SPV). 9. Santibáñez de Vidriales (SV). 10. Bercianos de Vidriales (BV). 11. Brime de Sog (BS). 12. Pozuelo de Vidriales (PV). 13. Granucillo (GRAN). 14. Brime de Urz (BU). 15. Quiruelas de Vidriales (QV). c) Valle Eria-Órbigo, nombre que damos a la vega regada por estos ríos, que se adentran en la provincia de Zamora después de recorrer las comarcas leonesas de La Valdería y El Páramo respectivamente: 16. Alcubilla de Nogales (AN). 17. Arrabalde (ARRAB). 18. Villaferrueña (VILLF). 19. Coomonte (COOM). 20. Pobladura del Valle (PVAL). 21. Morales del Rey (MR). 22. Manganeses de la Polvorosa (MP). 2. ATLAS LIGÜÍSTICO Con los resultados obtenidos, hemos elaborado 823 mapas en los que se han reflejado los 1837 ítems que conformaban el cuestionario en su inicio, constituyendo así un atlas en el que hemos reflejado la totalidad de las respuestas dadas por los informantes en cada localidad. La metodogía que hemos utilizado para su elaboración la hemos explicado anteriomente. 3. ESTUDIO LÉXICO DOCUMENTACIÓN DE TÉRMINOS Y ACEPCIONES Fruto de la aplicación de este cuestionario en los 22 pueblos seleccionados para el estudio de la zona, hemos obtenido un total de 7160 palabras o acepciones, excluyendo de este recuento los términos resultantes de las preguntas destinadas específicamente al estudio morfosintáctico. Hemos documentado en este apartado la totalidad de las lexías obtenidas, haciendo especial hincapié en las unidades no normalizadas. ANÁLISIS ESTADÍSTICO Según los resultados derivados de esta documentación, se ha elaborado una clasificación de los distintos tipos de léxico, teniendo en cuenta los siguientes criterios que previamente habíamos establecido: léxico occidental, léxico castellanoleonés, léxico sin adscripción específica, léxico en desuso, vulgarismos, coloquialismos, léxico sin clasificar, y, por último, el léxico normalizado. A continuación, pasamos a analizar los resultados de esta clasificación y su incidencia en cada una de las localidades y en cada uno de los valles. -Léxico occidental Constituye el tipo léxico no normalizado más numeroso (2482 términos o acepciones). En este grupo hemos incluido todos los términos que presentaban alguno de los rasgos típicos de las hablas occidentales, además de otros vocablos que, sin ofrecer algún rasgo concreto, hemos documentado solamente en los trabajos dialectales correspondientes a estas áreas o a sus zonas de influencia. Observamos que el porcentaje de unidades léxicas de este grupo es más elevado en el valle más occidental, Entrevalles, las tres localidades estudiadas están muy próximas o superan el 32%. Se trata del valle que linda con la comarca de La Carballeda, al oeste, donde con mayor frecuencia se han mantenido vivos un buen número de rasgos de las hablas leonesas. Igualmente, supera el 32% la localidad de Congosta (CONG), situada en el punto más septentrional del valle de Vidriales, el resto de los puntos de encuesta de este valle presentan porcentajes superiores al 30% a excepción de las tres últimas poblaciones enclavadas en la parte más meridional del valle. En el valle Eria-Órbigo todas las localidades reflejan un porcentaje claramente inferior al treinta 30%, disminuyendo a medida que vamos descendiendo hacia el sur del valle, en las proximidades de la confluencia de los ríos Órbigo y Tera con el Esla. Podemos decir que cuanto más al oeste y hacia el norte estén situados los puntos de encuesta, el número de unidades léxicas occidentales es mayor. -Léxico castellanoleonés Corresponde al léxico documentado, además del área occidental, en el resto de la Comunidad de Castilla y León o en sus zonas de influencia como puedan ser La Rioja, o las provincias de Álava o Guadalajara, o solamente en estas zonas. El número de unidades léxicas incluidas en este grupo es muy reducido (93 términos o acepciones). Esto pone de manifiesto las diferencias que aún existen entre el área ocupada por el antiguo dialecto y el resto de Castilla y León bajo la influencia del castellano. Por ello, aunque las diferencias numéricas son pequeñas entre las distintas localidades, en general se observa una tendencia claramente opuesta al anterior grupo, aumentan los porcentajes a medida que vamos hacia el este de la zona o hacia el sur de los valles. De esta manera, vemos que en los puntos más occidentales aparecen porcentajes del 1,3%, mientras que en el valle más oriental la localidad situada más al sur, Manganeses de la Polvorosa (MP), registra un porcentaje del 2%, lo que supone casi el doble que las anteriores. -Léxico sin adscripción específica Se trata de unidades léxicas de carácter más general, documentadas en distintas áreas ligüísticas de la Península, distribuidas desde el área noroccidental o Aragón hasta Castilla la Mancha, Murcia o Andalucía. Supone uno de los grupos más numeroso (389 términos o acepciones), pues corresponde a un tipo léxico que sin ser normalizado, su uso está muy extendido por gran parte del territorio. La localización en nuestra zona de estudio está irregularmente repartida, sin que suponga ninguna tendencia clara en ninguno de los valles; no obstante, en general, se observa, que los porcentajes son algo más elevados a medida que avanzamos hacia el valle más oriental, Eria-Órbigo, o hacia las localidades situadas más al sur del valle de Vidriales, Brime de Urz (BU) y Quiruelas de Vidriales (QV), donde los uso lingüísticos están más próximos a la norma estándar. -Léxico en desuso Se refiere a unidades léxicas que habiendo sido de uso general en el pasado hoy se encuentran en clara decadencia. En algunos casos, la alta frecuencia de uso en alguna de las áreas lingüísticas anteriores nos ha llevado a adscribirlas en algún grupo concreto. Supone un número reducido de unidades (74 términos o acepciones), que se distribuyen irregularmente por las diferentes localidades con independencia de su situación geográfica en la zona. Como era previsible, las variaciones responden al nivel de uso lingüístico de cada uno de los informantes. -Vulgarismos Corresponde a este tipo léxico uno de los grupos más numerosos derivados de la realización de la encuesta (424 términos o acepciones). Se trata de un nivel de lenguaje muy ligado a las hablas populares que se manifiesta con mayor frecuencia en el medio rural. Las diferencias porcentuales reflejadas no responden a ninguna tendencia en cualquiera de los valles estudiados, sino que vienen motivadas por el uso que cada informante hace de la lengua habitualmente. -Coloquialismos Las manifestaciones de uso del nivel coloquial de la lengua son, también, bastante reducidas (139 términos o acepciones). Parece tener su origen en el cuidado que pone el informante en seleccionar las respuestas al situarse ante una persona ajena a su ámbito de relación habitual, a pesar de que a medida que discurre el desarrollo de la encuesta se genera un clima de cierta confianza. Los resultados no reflejan ninguna tendencia en el uso de la lengua. Las diferencias pueden ser consecuencia del mayor o menor grado de inhibición con que el informante responda a las preguntas ante la presencia del encuestador. -Léxico sin clasificar Se incluyen en este grupo los vocablos que no hemos podido documentar suficientemente como para ser adscritos a alguno de los grupos anteriores. Son, en general, voces que se registran solo en la zona objeto de estudio, o incluso, en numerosos casos, únicamente en la propia localidad de la persona que responde a la encuesta. Los datos no ofrecen diferencias reseñables en ninguno de los valles. A veces, su uso es exclusivo del propio informante. De ahí, el elevado número de voces que se registran en este grupo (930 términos o acepciones). -Léxico normalizado Como cabría esperar, corresponde al vocabulario estándar el mayor número de unidades obtenidas (2629 términos o acepciones). Solamente se ha incorporado a este grupo el léxico que figura en la Academia y María Moliner sin restricción de uso. Observamos que en la mayor parte de localidades los porcentajes de léxico normalizado aumentan cuando nos desplazamos hacia el este de la zona estudiada. Es decir, los rasgos del dialecto leonés disminuyen a medida que nos acercamos al límite oriental del antiguo reino, y aumenta el léxico normalizado. 4. ESTUDIO MORFOSINTÁCTICO EL GÉNERO -Cambios de género Los cambios de género son muy frecuentes. Se observa en muchas ocasiones cambios de carácter vulgar que se dan en otras áreas lingüísticas como la calor, la puente, la color, usados en el español medieval y clásico, y otros menos frecuentes como la aceite, la aguardiente, la azufre, la alfiler, las maíces, la arroz, la pus, que abundan en las hablas populares de todas partes. A veces, están localizados solamente en el área occidental como ocurre con el sal, el miel, el cal, de gran vitalidad, hasta el punto de superar ampliamente al género estandarizado; cambia a femenino la urz/las urces, la cornal, de las que no hemos registrado ningún caso de uso normalizado como masculinos. Aunque el cambio de género de estos sustantivos está generalizado en los tres valles estudiados, observamos mayor incidencia en las localidades situadas hacia el área noroccidental. En algunas ocasiones, el cambio de género está relacionado con la idea de tamaño, usando, generalmente, el femenino para indicar el más grande, como ocurre para los casos de güerta/güerto, cesta/cesto, deda (dedo grande el pie)/dedo, junca/junco, miaja/miajo, escoba/escobo, etc., aunque, a veces, también se usan con el mismo sentido como la truena, el trueno. -El género de los árboles frutales Especial interés merece el caso del género de los árboles frutales, a los que, habitualmente, se añade al nombre de la fruta el sufijo -al, y donde observamos la aparición tanto del género masculino como femenino, aunque con mayor incidencia de este último. Los porcentajes registrados nos indican que, en general, el masculino (48,33%) y el femenino (51,66%) alternan en la zona, con una ligera incidencia a favor del femenino. El uso del sufijo -al de carácter leonés para designar los árboles frutales es muy frecuente, bien en masculino o bien en femenino (la manzanal/el manzanal), alternando con el término estándar. Destaca el elevado porcentaje de uso del femenino en las localidades situadas en las zonas más al norte de los valles. EL NÚMERO No se registran diferencias importantes en el número del nombre con relación a la norma estándar. Algunos sustantivos se usan en plural con el mismo sentido que en singular; otros admiten ambas terminaciones con el mismo valor, aunque es más frecuente su uso en plural, como ocurre con tijeras/estijeras, tenazas/estenazas, trébedes/estrébedes. Como caso especial, señalamos el plural dialectal lexicalizado en buey/bueis, y, especialmente, en la expresión andar a bueis, de uso general en Entrevalles y en la mitad norte del valle de Vidriales; en el valle Eria-Órbigo solo lo hemos registrado en la localidad situada más al norte, Alcubilla de Nogales. NÚMERALES Las únicas diferencias localizadas se refieren a realizaciones de carácter vulgar. Tal es el caso de la pérdida del diptongo en vente y trenta, muy frecuente, especialmente, en una situación más informal que la propia encuesta. Ocurre lo contrario con la diptongación de sietecientos y nuevecientos, de carácter analógico, usados habitualmente en la conversación espontánea. En los numerales ordinales destacamos el apócope de primera y tercera cuado acompañan a sustantivos femeninos, tales son los casos de la primer vez o la primer mañana. PRONOMBRES/DETERMINANTES -Anteposición del artículo al posesivo Uno de los rasgos más característicos del leonés, y que sigue teniendo una gran vitalidad, es que el posesivo antepuesto al sustantivo va precedido del artículo. Respuestas como la mi güerta, el mi mandil, la tu finca, la su casa, los mis zapatos, los mis hijos o el mi Juan han sido generalizadas en todas las localidades. Ante algunos sustantivos de persona, son menos habituales, o incluso pueden llegar a desaparecer como ocurre en los casos de mi madre o mi abuelo. -Colocación de los personales El orden de colocación de los pronombres proclíticos, cuando figura en el discurso más de uno, no se atiene al orden normalizado en el que los pronombres personales de segunda preceden a los de primera y estos a los de tercera, a excepción de la forma se que precede a todos. Es muy frecuente en las hablas populares que se transgreda esta norma, auque no todos los casos tienen la misma frecuencia. La secuencia me se tiene escasa difusión en toda la zona encuestada. El uso de te se es mucho más frecuente que el de me se, incluso, en algunos casos, superior a se te en las personas de edad avanzada. Cuando se trata de dos pronombres sujeto, es raro el uso de yo y tú, la gran mayoría de las respuestas se correspondieron con el orden normalizado y colocaron delante el pronombre de 2ª persona. La situación es similar a la que encontramos en otras áreas lingüísticas en las hablas populares, aunque parece que el uso de las secuencias de carácter vulgar en esta zona es inferior al que registran atlas lingüísticos como el ALCyL, ALEANR, ALEA o el ALECMAN. - Leísmo, laísmo, loísmo El uso de los pronombres átonos de 3ª persona parece que sigue fiel al sistema denominado “etimológico” en nuestra zona de estudio de manera generalizada. Hemos registrado algunos casos de leísmo, en especial, para persona masculina singular, si bien, nos inclinamos a pensar que, en gran medida, son fruto de la disyuntiva en que ponemos al informante a la hora de contestar a nuestras preguntas, ya que por haberlo escuchado de personas más jóvenes, estudiantes o personas residentes en otras áreas, piensan que es lo “correcto”, aunque ellos usen mayoritariamente al comunicarse dentro de la localidad las formas la(s), lo(s) para el complemento directo. También hemos registrado algún caso aislado de leísmo para nombres de animales, y ni uno solo para nombres de seres inanimados. No hemos observado el uso de laísmo o loísmo en toda la zona, y menos aún en las personas de edad avanzada. No hemos registrado ni un solo caso durante la encuesta, ni tampoco mediante la observación durante las conversaciones más informales mantenidas con los informantes. Por todo ello, concluimos que estamos en una zona adscrita al sistema etimológico derivado de los casos latinos, si bien, puede aparecer algún caso de leísmo, especialmente, en aquellas personas que sienten el leísmo estándar como una señal de distinción, debido a la influencia de los medios de comunicación o de personas que residen en otras áreas lingüísticas, como puedan ser Valladolid o Madrid. FORMAS VERBALES - Presente Indicativo Las variantes que corresponden a las formas verbales son de carácter vulgar en su mayoría, formadas con frecuencia por analogías con otras formas que han venido a impedir su asimilación a la norma castellana. Señalamos la aparición de una g epentética en la primera persona del singular de parir y moler, quizá por analogía con salir (salgo). Así, se observa el uso generalizado de pargo y muelgo en todas las localidades, pues solo encontramos que paro alterna en Alcubilla y muelo en Coomonte. En la persona TÚ del verbo ser, se sigue escuchando en alguna ocasión la forma arcaica sos construida por analogía con la persona Yo (soy), aunque la mayor parte de los informantes rechazan su uso. Aparece con frecuencia la apócope de la -e final de la persona Él en algunos verbos como tien, sal y vien, con mayor incidencia en Entrevalles, registrados en dos de las tres localidades (UQ, SPC), y en Vidriales, registrados en varias localidades de la mitad norte del valle, fenómeno usual en el dominio leonés. La tendencia antihiática del leonés da lugar a la aparición de una yod en la terminación de algunos verbos. Se origina un cambio de sílaba tónica en los verbos terminados en -iar o en los derivados de los castellanos en -ar, -ear > -iar. Con ello se produce la retrotracción del acento en verbos como acarriar, abaliar, vaciar, pastiar, berriar, etc. En el caso de vaciar/vacío, la forma registrada con mayor frecuencia es vaceo, seguida de vacio, dando lugar a una ultracorrección en vaceo, producida por analogía con el paradigma normalizado de los verbos terminados en -ear (estropear > estropeo). -Verbos incoativos En los verbos incoativos en algunas ocasiones se asimila la persona Yo a la forma de 2ª persona del presente de indicativo -ces, así observamos conozo, parezo, florezo y aborrezo. Este fenómeno también se registra en el presente de subjuntivo, dando lugar a las formas conoza, pareza, floreza y aborreza. En todos los casos, los informantes consideran que se trata de un fenómeno que no se da actualmente. -Pret. perf. simple y compuesto Los pretéritos perfectos fuertes forman una tercera persona del plural en -on, analógica de la tercera persona del singular, muy frecuente, incluso, en franjas de edad más allá de los cincuenta años. Así, nos encontramos con que anduvieron y anduvon alternan en todas las localidades, llegando a ser más frecuente la forma aduvon en algunos casos. La distribución es similar en los tres valles, ya que además esta forma de perfecto trasciende al ámbito leonés. Frecuencias similares reflejan otras formas como estuvon, hizon, trajon, dijon, quison, puson o hubon. Algunos verbos como conducir y producir o sus compuestos han formado un paradigma propio dando continuidad a la raíz de sus infinitivos en todas sus formas. Así, en todas las localidades predominan las formas, conducí y producí, habiendo registrado solamente esta forma en la casi totalidad de los lugares encuestados; las variantes normalizadas, conduje y produje solo las hemos localizado en tres localidades de nuestro ámbito de estudio, y en un porcentaje meramente testimonial. Se registra, igualmente, la -s analógica, propia de la flexión de otros tiempos verbales, en la persona Tú del pretérito perfecto simple, con un uso casi generalizado en todos los informantes. Son habituales las variantes anduvistes, cantastes o cenastes, incluso en la conversación espontánea con los informantes aparece también la variante analógica de la persona Yo, cenestes. En el paradigma de perfecto del verbo haber, aparecen con alguna frecuencia variantes de carácter vulgar de la persona Vosotros, heis, hais (llegado), probablemente por influencia de las personas Yo y Tú respectivamente. -Subjuntivo. Presente Al igual que ocurría en el modo indicativo, vuelve a aparecer la g epentética en el subjuntivo de los verbos parir y moler. Pero ahora se registra en todas sus formas, dando lugar a parga, pargas, parga, pargamos, pargáis, pargan, para el paradigma de parir, y muelga, muelgas, muelga, molgamos molgáis, muelgan, para el de moler. En el subjuntivo de los verbos dar y estar se forman nuevas variantes de origen vulgar que también se registran en otras zonas de la Península. Son habituales las formas dea, deas, dea, déamos o deamos, deais o deáis, dean, para el paradigma de dar, y estea, esteas, estea, estéamos o esteamos, esteais o esteáis, estean, para el paradigma de estar. Estas variantes son habituales en Entrevalles y Vidriales, mientras que no hemos registrado un solo caso con estar en el valle Eria-Órbigo, y una sola localidad con el verbo dar. El vulgarismo haiga se localiza con alguna frecuencia en la mayoría de las localidades encuestadas, y, aunque no es frecuente en general, sigue estando vivo en la franja de edad estudiada. Como ocurría con el modo indicativo, no aparecen datos suficientemente clarificadores de los incoativos leoneses terminados en -eza, como para asegurar su pervivencia. El fenómeno de la retrotracción del acento, que ya hemos señalado en el indicativo, también tiene lugar en el subjuntivo. La forma normativa vacíe apenas ha sido registrada, solamente en dos localidades del valle Eria-Órbigo. Vuelven a ser las variantes vacie y vacee las más extendidas, y esporádicamente aparece la forma avacie en algunas localidades. -Subjuntivo. Imperfecto y pluscuamperfecto En el pretérito de subjuntivo, es general el uso de la terminación analógica del infinitivo llegara, hubiera, conduciera, produciera, en todos los casos. Predomina en todas las franjas de edades, y su uso es muy superior a llegase o hubiese, etc., que incluso casi desaparecen en las personas de edad avanzada. Esta tendencia se extiende en toda su amplitud al pluscuamperfecto y a toda la flexión verbal. -Imperativo La forma personal de Vosotros es sustituida por el infinitivo en la mayoría de las ocasiones. Hemos registrado las variantes buscar, cantar, callar en todas las localidades para la persona Vosotros. Aparece la forma normalizada en muy raras ocasiones en los tres casos encuestados. También, con alguna frecuencia, hemos localizado los vulgarismos buscai, cantai. En las formas pronominales, documentamos en todas las localidades la variante callaros, mientras que la normalizada callaos solo se ha localizado en uno de los puntos de encuesta. La forma normalizada para la persona Vosotros del verbo ir, id, es muy rara. Lo habitual es sustituirla por el infinitivo. Hemos localizado también los vulgarismos vedi y vede para la misma persona en Entrevalles. No se conoce la forma pronominal normalizada idos para la persona Vosotros, siendo sustituida por iros en todas las localidades. En el imperativo de vaciar se produce de nuevo la retrotracción del acento en la persona Tú, siendo muy reducido el uso de la forma normalizada vacía. Se ha sustituido en todas las localidades por las variantes vacia y vacea, y más raramente avacia. El verbo desviar ofrece formas con retrotracción acentual muy frecuentes, en especial, en su uso pronominal. Hemos registrado para la persona Tú la variante dísviate, habitual en las localidades de Entrevalles y en la mitad norte de Vidriales; la variante normalizada desvíate es la más usual en el valle Eria-Órbigo. Es muy frecuente, también, en los usos pronominales de dar, la forma vulgar del imperativo para la persona Usted, déame, o déanme para Ustedes. La hemos registrado en todas las localidades de Entrevalles y en la mayor parte de Vidriales; no hemos documentado ni un solo caso en el valle Eria-Órbigo. -Formas no personales Uno de los rasgos más frecuentes, y del que ya hemos hablado anteriormente, es la frecuencia con que se observa en los infinitivos la presencia de la yod epentética. Bajo nuestro punto de vista, se trata de uno de los fenómenos fonéticos de carácter leonés que hoy sigue teniendo mayor vitalidad en esta zona, posiblemente el único. Han sido numerosas las voces registradas como encortiar, nevasquiar, nevisquiar, rebusquiar, chisquiar, rosniar, fitiar, encorrupitiar, mordisquiar, comisquiar, esgarriar, o tiritiar, entre otras muchas, hasta superar con creces la centena de términos con la presencia de este rasgo de carácter leonés. La flexión verbal de estos términos suele mantener la epéntesis en todo el paradigma. Es muy frecuente la asimilación de la r múltiple en el verbo arrimar a la r simple del infinitivo, que mantiene en todo el paradigma. Registramos la forma arimar en toda la zona, sin apenas diferencias reseñables en ninguno de los valles, manteniendo la misma raíz en todas sus formas. Aparecen algunos casos del infinitivo de ir con la prótesis de la d-, dir, de carácter vulgar con una distribución similar en los tres valles objeto de estudio. Mucho más frecuente es su presencia en la forma del gerundio, diendo, que localizamos en la mayoría de los puntos de encuesta. Los gerundios de leer y caer presentan la caída de la consonante palatal como norma, leendo y caendo son las variantes habituales. Los participios pago o pagado ofrecen soluciones similares tanto si funcionan como adjetivos, como si lo hacen como tales participios, alternando ambas formas en toda el área, si bien, la presencia de la forma irregular pago es algo superior. -Variaciones sintácticas: transitividad/intransitividad El uso intransitivo de los verbos entrar, caer y quedar como transitivos es escaso en la zona. Todos los informantes han dado las respuestas “mete la maleta”, “no tires el agua” o “deja el libro en la mesa”. El fenómeno se registra con alguna frecuencia en personas más jóvenes, y en secuencias del tipo entra la maleta, no caigas el agua, queda el libro en la mesa; no se ha producido un solo registro de este fenómeno en la franja de edad estudiada. PARTÍCULAS Y EXPRESIONES En el apartado de los adverbios, y en especial, en el ámbito de las conversaciones informales, aún presenta con frecuencia la variante vulgar on, localizada en Entrevalles y en el norte del valle de Vidriales. Situación similar ocurre con todavía, adverbio que ofrece variantes como toavía, entodavía, ontavía, registradas, en especial, también en Entrevalles y Vidriales. La construcción «voy a casa de María», o similares, ofrece diversas soluciones entre las que destacamos, voy an casa de, voy en casa de, voy anca, voy enca (María). Se distribuyen por toda la zona, con especial incidencia en los valles más occidentales. Las formas normativas velo ahí y velo aquí se desconocen. En su lugar, aparecen las expresiones velaí, velay, velaquí, donde se produce una elisión de sonidos con la caída de la vocal del pronombre átono. El uso del adverbio luego con el significado de ‘ahora mismo’ está generalizado en todos los grupos de edad, por lo que hoy habría que considerarlo como un valor dialectal, ya que la última edición del diccionario académico considera esta acepción en desuso. Además, luego entra en colisión con después para el sentido de ‘más tarde’, por lo que luego se ha ido desechando para expresar esta circunstancia. Por otro lado, es muy frecuente el uso de luego en oraciones interrogativas con el valor de por qué, y precedido por la conjunción y, es frecuente la expresión “¿y luego?” para esta situación. El adverbio abondo se usa con el sentido de ‘suficiente’ en la expresión dar abondo o no dar abondo ‘dar (o no dar) suficiente’. La frecuencia de su uso ha descendido considerablemente. Hemos registrado la variante bondo en los valles de Vidriales y Eria-Órbigo; esta variante también la hemos documentado en León. La expresión a esgaya ‘en abundancia’, o la variante con elisión asgaya, parece propia del área occidental. La hemos documentado, fuera de la zona de estudio, en las provincias de León y Palencia. La expresión acifaifas se utiliza para indicar la ‘falta o ausencia de algo’; aparece en expresiones del tipo [haber, tener, encontrar…] acifaifas ‘no disponer de nada’. La variante morfosintáctica a por podría considerarse coloquial y de uso genralizado; el diccionario académico de dudas señala que “no hay razones para censurar el uso de a por…”. El uso de al respetible con el valor de ‘en comparación’, ‘en proporción’ la hemos registrado en todas las localidades. Con valor similar, la variante al respective figura en otras zonas como Benavente y León. La locución adverbial en peso ofrece la variante en penso, que localizamos de forma generalizada en Entrevalles y Vidriales, y, en menor medida, en la zona norte de Eria-Órbigo. La partícula conjuntiva sincasí, o su variante sicasí, con el valor de ‘sin embargo’, la registramos en Entrevalles y en menor medida en la zona norte de Vidriales. Resulta prácticamente desconocida en la mitad sur de Vidriales y en el valle Eria-Órbigo. Una distribución similar encontramos en la expresión tantico ‘porción pequeña de alguna cosa’, en especial referida a algún alimento: “tantico pan”, “tantico sal” o “tantica leche”. Se manifiesta con cierta frecuencia entre las personas mayores, principalmente en Entrevalles y norte de Vidriales. Como fórmula de cortesía cuando se dirigen a personas mayores, o que requieren un tratamiento de usted por resultar desconocidas, se acompaña de la expresión mande o mande usted en la respuesta. Su uso ha desaparecido en el habla de las nuevas generaciones. -Sufijos En los sufijos diminutivos destaca, en especial, la partícula –ín/a, propia del dominio leonés. Tiene un marcado carácter afectivo, que se sobrepone a la idea de tamaño, así, son frecuentes expresiones como perrín pequeño. Su uso está generalizado en toda la zona, con una frecuencia muy superior a -ito e -illo (de escasa productividad). Hemos recogido numerosos testimonios como cachín, calderín, peruchín, pajarines, conejín, corderín, chivín, etc.; ha llegado a lexicalizarse en no pocas ocasiones, como ocurre en los siguientes casos: jilguerín, piñerín/piñerina ‘lino de raposa’, salvadina, polvorín ‘remolino’, collerín ‘collerón’, tapín ‘palo o llave que cierra la canilla de la cuba’, abaleín ‘planta para hacer escobas’, pajarina ‘bazo’, colaína o cuyalina ‘callejuela’, chapacina o chapucina ‘suelo empapado de agua’, entre otros. El sufijo -ico también presenta una gran vitalidad en las personas mayores, llegando a competir con -ín en este grupo de edad. Señalamos cachico, pequeñico, tempranico, cuitadico, casica, etc, en los que destaca el matiz afectivo sobre la idea de tamaño; otras veces, añade un valor semántico y distingue significados, como en el caso de dedica ‘dedo meñique’ o ‘dedo pequeño del pie’. También aparece en la toponimia, tal es el caso de Barrico Ceque (SPC), La Carbica, Los Pacicos, La Chanica o La Mayadica, entre otros. La terminación -ino de carácter leonés aparece en alguna ocasión. Se registra sobre todo en términos lexicalizados o en algunos topónimos, lo que prueba que algún día ha sido de uso frecuente en la zona. Como términos lexicalizados hemos registrado amayolino ‘fruto del majuelo’, salvadina ‘salvado fino’, pajarina ‘bazo del cerdo’; como topónimos hemos registrado Ayóo Pequeñino (CONG, AV) y Praulino (FE). La variante gallegoportuguesa -iño/a la hemos localizado en los términos escupiña ‘saliva’, hoy de escasa vitalidad, con sus derivados, escupiñajo y escupiñar, y también cosquiñas ‘cosquillas’, de uso generalizado, superando ampliamente al término normalizado en este caso. Es habitual la presencia del sufijo -ero/a en la formación de nuevos términos; aparecen casos como castañero, zumbadera, muñiquero, etc., fenómeno frecuente en el dominio leonés. Por último, señalar la abundante producción del sufijo abundancial -al, de carácter leonés, del que ya hemos dejado constancia en la formación de femeninos en los árboles frutales, que aparece con frecuencia formando colectivos como pedragal, chinacal ‘chinarral’, moradal ‘muladar’, morenal ‘conjunto de morenas’, encinal, nabal o vasal ‘vasar’. -Prefijos Corresponden, especialmente, al ámbito de las hablas populares. Destaca el cambio casi generalizado de des- por es- registrado en todas las localidades. Tienen gran vitalidad las voces estripar, escogollar, esparramar, esplumadero, esnucar o espanzurrar. Es frecuente la aparición de la a- protética en la creación de nuevas palabras. También de carácter vulgar, lo hemos registrado en numerosas formas verbales como agallar, aberruntar, agadañar o aguadañar, avociar, abarbechar, ajuntar o amentar. Está presente, con frecuencia, en algunos sustantivos como amayuelo, amayolino, ajunco o abellota. -Construcciones partitivas (bien d’ello…) Se utilizan para cuantificar cantidades grandes de materia de carácter indeterminado. Se trata de un rasgo de carácter leonés de uso frecuente en la zona. Las formas que presentan van precedidas del verbo haber en el caso de oraciones impersonales, en construcciones del tipo hay bien d’ello ‘hay mucho’; las oraciones con sujeto van acompañadas de distintos verbos como tener coger, entre otros, en construcciones como tiene bien d’ello ‘tiene mucho’. Hemos registrado, igualmente, las correspondientes variantes de género y número: bien d’él, bien d’ella, bien d’ellos y bien d’ellas. La distribución de este fenómeno es bastante homogénea, con una incidencia algo más elevada en el valle más occidental, Entrevalles’, y el norte del valle de Vidriales. -Construcciones apositivas Se usa con frecuencia el complemento de nombre sin preposición. Se trata de un fenómeno de carácter vulgar que se da también en otras zonas. Localizamos expresiones como la casa’l cura o saco patatas. Se usa muy a menudo en nombres de lugares como el Camino Brime o la Ermita el Cristo. En algunas ocasiones, la presencia u omisión de la preposición puede comportar un cambio de significado: carro madera ‘cargado de madera’, carro barro ‘cargado de barro’; sin embargo, en carro de madera ‘cargado de madera o construido de madera’. En estos casos, la ausencia de la preposición conlleva siempre el significado ‘cargado de’: carro varas, carro abono, carro patatas. La desaparición de las tareas agrícolas tradicionales ha acarreado un menor uso de este tipo de construcciones. Escasa incidencia muestra el fenómeno que se produce en sustantivos cuantificativos con la introducción de la preposición de para producir expresiones pseudopartitivas como ocurre en expresiones del tipo unos pocos de garbanzos, que están fuera de la norma estándar. La presencia de este fenómeno es un arcaísmo conservado en el habla popular que no comporta rasgo de significado alguno. Se registra en toda el área, aunque con mayor regularidad en el oeste, en la zona de Entrevalles. 5. ESTUDIO FONÉTICO VOCALISMO -Cierre de vocales Se trata de un fenómeno muy extendido dentro del domino leonés en las vocales átonas. Se produce en todas las situaciones, en especial, en posición final de palabra y sobre las vocales medias, e i, o u. Esta tendencia general da lugar al oscurecimiento en distintos grados, de manera que en algunas ocasiones desembocan en una nueva vocal (i, u). En posición final, hemos documentado la variante miniqui en algunas localidades, donde observamos el cierre de la vocal final palatal (e i). No hemos registrado el cierre completo de la vocal velar en ninguna localidad; esto es consecuencia del cuidado que pone el informante al sentirse observado por el encuestador, pero en una conversación informal el cierre o u es muy frecuente, y a menudo se escuchan variantes como runciegu, dubillu o banduyu. En posición inicial y en interior de palabra, hemos localizado un buen número de variantes, ya que las respuestas que el informante ofrece resultan más espontáneas al no percatarse de la existencia de la variante castellana. En sílaba inicial, hemos registrado casos como culindante, pisebrera, irutar, piona ‘peonza’, iruto, jurobao, furmigueo, pilliscar, birbiquí o gurgulitos ‘gorgoritos’. El cierre es muy frecuente, también, en posición protónica, donde hemos hallado, asimismo, un importante número de variantes como cenciñada, entrimoja, rodirada, arrudiar ‘rodear’, abiseo, cornuzuelo, alfiliteiro, alfilitero, barriñón o boquirón ‘boquera’. -Presencia -e final tras d, r La aparición de la -e final tras d o r, donde el castellano la ha perdido, es un rasgo propio del gallegoportugués y del leonés. Son escasos los términos localizados, y en la mayor parte de los casos se trata de voces lexicalizadas. En el caso de la -e final después de d, destaca la presencia de la voz vide, registrada en todas las localidades, y de uso muy frecuente; hoy alterna con el término más general vara, frente al que va perdiendo terreno en los últimos años. También aparecen en un buen número de puntos céspede, rede, sede ‘sed’, y parede, voces que localizamos, igualmente, en otras áreas ajenas al dominio occidental, zonas en las que deben ser consideradas como arcaísmos o vulgarismos. La presencia de la -e final tras r es muy rara en la zona de estudio; solamente hemos registrado la variante alfilere en uno de los puntos de encuesta (VILLG). -Diptongación ĕ ie ante s agrupada La e abierta tónica, a diferencia del castellano, no reduce el diptongo en algunas posiciones. Se trata de uno de los rasgos propios de las hablas leonesas. La conservación del diptongo donde el castellano lo ha reducido a i es frecuente en el domino asturleonés, en especial, ante lateral palatal o ante s agrupada. Hemos registrado la variante riestra de uso habitual en todas las localidades, hasta el punto de que el término castellano ristra es prácticamente desconocido; como derivado de riestra, hemos recogido el verbo enriestrar en todos los puntos de encuesta de Entrevalles, y en todos, salvo en una localidad, en el valle de Vidriales. También hemos localizado la variante tiestarse ‘toparse’, derivado del anticuado tiesta ‘cabeza’, en el valle de Vidriales en una sola localidad, aunque en conversaciones informales hemos comprobado que su uso está más extendido, tanto en el propio Vidriales, como en Entrevalles; relacionado con esta acepción, aparece tiesta con el valor de ‘testera de los zuecos’, que registramos con frecuencia en Entrevalles y Vidriales, y en la localidad situada más al norte del valle Eria-Órbigo. -Diptongación ŏ > ue La conservación del diptongo derivado de la ŏ breve tónica constituye otro de los rasgos característicos del dialecto leonés, que mantiene en algunas posiciones donde el castellano lo ha perdido. Se trata de términos lexicalizados que con cierta frecuencia aparecen dentro del área estudiada. Hemos recogido la voz fiyuela como ‘torta fina de masa de pan frita’, de uso frecuente hoy, registrada en todas las localidades de Entrevalles y en la mitad norte del valle de Vidriales. Asimismo, aparece el término amayuelar ‘atar los zapatos’ en el norte de Vidriales (CONG), junto a la variante no diptongada amayolar que se ha registrado en varias de las localidades más occidentales; sin embargo, se desconoce el vocablo castellano, hoy en desuso, majolar. La voz atajualar ‘abollar, aplastar’ o ‘tomar o tener forma de tajuela’ (SPC, PV), presenta la solución ua del diptongo, más arcaica, que coexiste en algunas zonas del área leonesa junto a la forma más frecuente ue. También hemos recogido la variante guarapio ‘huevo huero’, registrada en la mayoría de las localidades de la mitad norte del valle de Vidriales. La forma buesta ‘boñiga de la vaca’ ha sido registrada en las dos localidades situadas más al norte de Entrevalles (CB, UQ), mientras que en el resto de la zona estudiada, se registra alguna de las variantes vulgares de boñiga, como ocurre con el caso de moñica. Hemos recogido la voz siruendo al norte del valle Eria-Órbigo, en una sola localidad (AN); se trata de una variante del término seruendo que los diccionarios generales localizan en León; si embargo, en el resto de las localidades aparece la variante servendo, muy viva en toda la zona. La forma cuelmo, frecuente en el área leonesa, y su variante encuelmo han sido registradas solamente en una de las localidades situada en las orillas del Órbigo (PVAL); en el resto, la forma habitual para nombrar el ‘haz grande que se obtiene de la paja más larga del centeno una vez sacudido el grano’ es encaño, que hemos documentado en las provincias de León, Zamora y Salamanca con acepciones similares. -Diptongos decrecientes El diptongo decreciente, frecuente en toda el área occidental, enlaza el domino leonés con el gallego y el portugués. El diptongo ei es el más frecuente en la zona; se ha registrado en los puntos más occidentales, en todas las localidades de Entrevalles, y más esporádicamente en algún punto del valle de Vidriales. Hemos recogido veiga, rebriceiro ‘piedra menuda’, bimeiro ‘terreno de mala calidad’, boqueiro ‘boquera del pajar’, canteiro ‘caballón’, beiso ‘pedazo abierto de pan que sale en el borde de la hogaza al cocerla’, codeiso, polleiro ‘lugar donde duermen pollos y gallinas’, alfiliteiro, llumbreiro ‘utensilio casero, de vara de urce o similar, utilizado para alumbrar’, uñeiro, cheirar ‘oler mal’, carqueisa ‘carquesia’, feije ‘feje’, arigoleiro ‘arigüelero’, entre otros. La variante del diptongo decreciente ai está presente en provaina ‘provena, mugrón de la vid’, de uso general en todas las localidades. La vocal media velar ante yod da lugar al diptongo oi, que observamos en las voces toiso (QV) ‘altramuz’, troisas (PV) ‘trojas’ o ‘armazón de madera de las caballerías para cargar el forraje’, y roiso ‘rojo’ (SPC), lexicalizado como apodo; como se indica, estas variantes han sido recogidas de manera aislada en localidades de Entrevalles y Vidriales. En el primer caso, parece haberse producido un cruce con toixo ‘tojo’; la fricativa palatal sorda [s] con grafía x se ha debilitado y evolucionado a s castellana, mientras que en castellano da como resultado la fricativa velar sorda [x] de grafía j. -Epéntesis de la yod Constituye uno de los rasgos más frecuentes y de mayor extensión de las hablas leonesas, aunque también aparece hoy en las hablas populares del gallego y portugués. Además de las formas verbales ya mencionadas en el apartado dedicado a la morfosintaxis, figura este rasgo en numerosas voces del léxico común. Hemos recogido encisniao ‘tiznado’, dondio ‘amoroso, blando, suave’ (el tiempo, el pan, el terreno, un tejido), cambricia ‘escarcha’, soliana, munia ‘tamo’, grancias ‘granzas de la paja’, bernias ‘vírgenes de la viga del lagar’, gorapio ‘huevo huero’, gallinacia ‘excremento de la gallina’, cabriada (en todas las localidades), capia ‘capa de barro que se da a la pared’ o capiar ‘revestir la pared con barro’, gazucia ‘mucha hambre’, esgarrio ‘gargajo’, carbunquio, engatiao ‘aterido’, variazo (de uso general en las localidades de Entrevalles, Vidriales y norte de Eria-Órbigo), lambrión, rapaciada ‘cuadrilla de rapaces’, camución o jamución ‘movimiento de cabeza brusco de las vacas’, desharrapiao ‘desharrapado’, dar las lagariadas ‘estrujar uvas en la cara del vendimiador’, entre otras. La distribución es regular en toda la zona, con una incidencia superior en Entrevalles y mitad norte de Vidriales. CONSONANTISMO -Consonantes iniciales -Conservación de la F- latina. Se trata de uno de los fenómenos que mejor caracteriza las hablas leonesas frente al castellano, rasgo que comparte con el gallego y el portugués. La presencia de términos es muy numerosa. Observamos la presencia de este fenómeno en voces como facendera ‘prestación personal’, farnal ‘depósito de harina del molino’, fincón ‘palo clavado detrás de la parva para aventarla’ y ‘picota’ (juego infantil), fermiento ‘hurmiento’, fenoyo o finojo ‘hinojo’, ferraña ‘herrén’, ferrañal ‘terreno sembrado de herrén’, ferrote ‘aguijón de las abejas’, focico, fincar, fito ‘hito, palo o poste de sujeción’ (en todos los puntos encuestados), esfambriao o desfambriao ‘muy hambriento, fuserola ‘rueda del huso’, furmigueo, furmigadera, formiguillo, esfarrapao ‘gastador’ o ‘desharrapado’, desenfullinar ‘medrar, crecer’, ferrujo ‘óxido’, ferrujoso ‘oxidado’ y afijao (en todas las localidades), entre otros. La misma tendencia muestran mofo y mofoso, que hemos recogido en la mayoría de las localidades. El fenómeno aparece distribuido por toda la zona, no obstante, se observa una frecuencia mayor a medida que nos situamos en los puntos más noroccidentales. -Palatalización de la L- inicial. Se trata de uno de los rasgos de carácter leonés que lo aleja del resto de lenguas occidentales y del castellano, aunque aparece en algunas zonas aisladas como el altoaragonés. El número de voces es muy reducido; se trata de casos lexicalizados, aislados, que figuran en los pueblos más noroccidentales. Se ha registrado llamaracos ‘ova’ en las localidades situadas al norte de cada uno de los valles; con el mismo significado aparece yimos en el sur de Entrevalles (SPC). En esta última localidad hemos recogido, también, llimos ‘flujo vaginal de la vaca y otras especies’ y llimarse ‘segregar flujo vaginal’. Al norte de Entrevalles aparecen dar las llagaradas ‘estrujar uvas en la cara del vendimiador’ y llumbreiro ‘utensilio casero utilizado para alumbrar’ (ambos en CB), y llata ‘palo para colgar a secar los chorizos’ o ‘palos del tejado sobre los que se asienta la ripia’ (ambas acepciones en UQ). -Palatalización de N- inicial (n ñ). Solamente se conserva en casos muy aislados y lexicalizados como ñalsa ‘nasa’, ñal ‘nidal’, ñalada ‘conjunto abundante de huevos del nidal’, añador o ñador ‘huevo señal del nidal’. -Palatalización de velar [x] [y] (resultados en [y]). En posición inicial, es poco frecuente el cambio de velar a palatal. Hemos recogido yera en todas las localidades con distintos valores, aunque estrechamente relacionados, tales como ‘día de arada’, ‘superficie arada en un día’, ‘hacendera, prestación personal’, ‘cualquier trabajo que suponga una actividad física’; su origen parece estar en latín diaria, que palataliza en leonés y evoluciona al desusado hiera castellano, que como tal registra la Academia, y en el actual académico jera. Se desconoce el término jera en la zona, que los diccionarios generales sitúan en el área occidental con acepciones similares. -Consonantes interiores -Conservación de palatales. La fricativa velar sorda [x] ha detenido su evolución en leonés y mantiene la solución palatal, tanto como fricativa [y], como lateral [l̬]. Hemos recogido un buen número de voces que mantienen palatal [y] propia del leonés, tales como bayo (de bajo) ‘pieza de tocino a ambos lados de la tetilla del cerdo’, íd. bayada, turruyón ‘chicharrón de la manteca del cerdo’, borrayo ‘borrajo, brasas de la lumbre’, borrayera ‘cantidad grande de borrayo’, esborrayar ‘extender el borrayo’, escurrayas ‘escurrajas, escurriduras, restos’, amayuelo ‘fruto del espino majuelo’, amayolar ‘majolar, atar los zapatos’, cascayal, migaya, esmigayar, cucuyada o cocuyao ‘cogujada’, brigayo ‘meano’, cagayón, o las variantes de ‘hinojo’ cenoyo, afinoyo, acenoyo, etc. En algunos casos, la fricativa es sustituida por lateral palatal como ocurre en badallo o androlla ‘morcillón’; ambas soluciones se registran, también, en el caso de carbayo ‘roble’ o ‘quejigo’ y el topónimo Carballeda. En una zona como la estudiada, no yeísta, especialmente las personas mayores, consideramos de carácter occidental la solución fricativa en lugar de lateral (y/ll) en el término banduyo ‘bandullo’, que, además, guarda correlación con la variante bandujo registrada en los diccionarios generales en Zamora y Salamanca. -Consonantes agrupadas -Conservación del grupo MB. Se trata de un rasgo propio de las hablas leonesas que permanece, a diferencia de la evolución castellana -MB- m. Hemos recogido la voz lamber, de uso generalizado en todas las localidades, y sus derivados lambedero o lambidero ‘lugar donde lamen los animales’ y relamberse; lambera ‘hierba que cubre la superficie de ríos y charcas’, cembo ‘desnivel del terreno en orillas de ríos, caminos, etc’ (y sus variantes cemba, cembra, cembón, cembrón, cembada, cembadón), cambizo o cambón ‘aparvador’ (también ‘timón del trillo’), camba ‘cama del arado’, cambuesa ‘camuesa, clase de manzana’, palombilla ‘peón del carro’, lomba ‘colina’. -Cambio de l r. El cambio de l como segundo elemento de un grupo ha sido frecuente en el dominio leonés. Se ha recogido este fenómeno en todas las localidades en las variantes ombrigo y embrigo. En el grupo gl, aparece en ingre de manera esporádica en los tres valles estudiados al lado de la variante engre. En el grupo fl hemos recogido fracura ‘flacura, debilidad o sensación de hambre en el estómago’. El cambio l/r también se produce en la variante huerga ‘terreno de cultivo fértil’, que se registra también como topónimo en un buen número de localidades en toda la zona. En algunas ocasiones se produce el cambio r l, de carácter vulgar, en términos como templana o apolcador. En otras, el cambio es fruto de una asimilación a la consonante lateral como ocurre en el caso de variallo ‘variarlo’. -Palatalización del sufijo –ín ina iño a. La variante gallegoportuguesa -iño a la hemos localizado en la voz escupiña ‘saliva’, hoy de escasa vitalidad, con sus derivados, escupiñajo y escupiñar; también hemos recogido cosquiñas ‘cosquillas’, de uso generalizado en todas las localidades, superando ampliamente al término normalizado en este caso. 6. CONCLUSIONES FINALES Este estudio tiene por objeto la caracterización del habla de una zona situada al norte de la provincia de Zamora, que se extiende, de oeste a este, desde la comarca de La Carballeda hasta las proximidades de la villa de Benavente. Se trata de una zona completamente castellanizada hoy; en ella, abundan los rasgos propios del viejo dialecto de uso general en su día, que sobreviven, en la mayoría de las ocasiones, en un conjunto muy numeroso de voces lexicalizadas que aportan un gran valor de carácter dialectal al estudio de las hablas leonesas. Cierto es que nuestro objetivo tenía como fin primordial reflejar la lengua tradicional, por ello, las encuestas se han dirigido a informantes de edad avanzada que han vivido en el medio rural. Por lo tanto, las generaciones más jóvenes, inmersas en un proceso más profundo de castellanización, merced a los avances tecnológicos y al gran auge de los medios de comunicación, participan en menor medida de este caudal léxico, que todavía sigue estando presente, especialmente, en las personas que podíamos situar en las dos generaciones de mayor edad. Como líneas de investigación futuras sería preciso llevar a cabo un estudio de carácter sociolingüístico para plasmar las diferencias intergeneracionales. Igualmente, para evaluar el alcance histórico del leonés en la zona, nos proporcionaría, también, un gran caudal de información el análisis en profundidad de la abundante toponimia que ofrece una gran cantidad de rasgos de carácter leonés. Hemos puesto de manifiesto las características léxicas, fonéticas y morfológicas, propias de las hablas occidentales localizadas en nuestra zona. Hemos observado la conservación del diptongo decreciente en términos como lumbreiro; la presencia del diptongo ie ante s agrupada, riestra o tiesta; la conservación del diptongo derivado de la tónica ŏ < ue, fiyuela, cuelmo; la frecuencia de la epéntesis de la yod, amansiar, dondio. En el grupo de consonantes, localizamos la f- inicial con gran regularidad, afijado, feije; la palatalización de l- inicial, llata, llamaradas; en la misma línea palataliza la n- inicial, ñal, ñalsa; conservación de palatales interiores [x] [y], [l̬], bayo, turruyón, badallo, androlla; conservación del grupo -mb- en términos como lamber, cembo; cambio l r, ombrigo, ingre; palatalización del sufijo -ina, escupiña, cosquiñas. En el campo de la morfosintaxis, destaca el cambio de género en algunas voces como el sal, el miel, de uso generalizado; el género femenino de los árboles frutales, la nogal, la manzanal; la anteposición del artículo al posesivo, la mi casa; algunas variaciones verbales como la presencia de la epéntesis de la yod; el uso generalizado del sufijo -ín de carácter afectivo; o las construcciones partitivas bien d’ello, bien d’él, bien d’ella y sus variaciones correspondientes de número, con el valor cuantificativo de ‘mucho, en abundancia’. Según los datos recogidos, y el posterior análisis de los mismos, llegamos a la conclusión de que nos encontramos en una zona que en su momento vivió bajo el paraguas del dialecto leonés en todas sus manifestaciones. No obstante, la rápida pujanza del castellano afectó a estos lugares desde muy temprano, como al resto de la provincia de Zamora, salvo en los sitios más aislados refugiados en la comarca de Sanabria y algunas zonas fronterizas con Portugal. Con la elaboración de este trabajo, hemos querido aportar, en la medida de nuestras posibilidades, nuestro esfuerzo y dedicación al estudio y conocimiento de las hablas leonesas. Hemos tratado de dar una visión general de los usos lingüísticos en nuestra zona, haciendo especial hincapié en la recuperación de los últimos restos del dialecto leonés que conviven con el castellano. La aplicación de las nuevas tecnologías en las tareas agrícolas, junto a una considerable disminución de esta actividad en el peso de la economía de la zona, así como la influencia globalizadora que ejercen los medios de comunicación, han contribuido a la desaparición paulatina de la presencia del antiguo dialecto. También ha existido una razón de prestigio del castellano frente a la norma local, que la propia población ha asumido como tal ya durante todo el siglo pasado. El uso de estas expresiones vernáculas era considerado como propio de personas de baja condición sociocultural, tanto desde la escuela como desde la propia sociedad, al contrario de lo que ha ocurrido en otras áreas ligüísticas que han conseguido mantener su lengua viva y dotarla de un prestigio equiparable, entre sus usuarios, al de la propia lengua castellana. Para mostrar mejor la variedad del habla, hemos recurrido a la geografía lingüística, pues nos permite observar en un mismo plano la distribución de los diferentes fenómenos, tanto de carácter léxico como morfosintáctico o fonético, y establecer las comparaciones oportunas entre los distintos puntos de encuesta. Para ello, hemos reflejado en un atlas tanto las preguntas del cuestionario, como las respuestas que nos facilitaron los informantes. La observación de cada mapa nos permite captar las diferencias y semejanzas en los tres valles encuestados, y poner de relieve por medio de la imagen los distintos fenómenos de orden lingüístico hallados en este pequeño territorio. El estudio supone, pues, un trabajo personal con referencias a investigaciones anteriores en el campo de la dialectología, que nos han servido de base en el desarrollo del trabajo que habíamos planificado: el estudio de carácter etnográfico de un pequeño dominio lingüístico dentro del amplio espectro de variedades dialectales que agrupan las hablas leonesas. P