Determinacion y seguimiento de 131i, 210po y otros radionucleidos en diferentes entornos laborales

  1. JIMENEZ BARREDO, FERNANDO
Zuzendaria:
  1. Luis Deban Miguel Zuzendaria
  2. Marta García-Talavera San Miguel Zuzendaria
  3. Rafael Pardo Almudí Zuzendaria

Defentsa unibertsitatea: Universidad de Valladolid

Fecha de defensa: 2010(e)ko uztaila-(a)k 09

Epaimahaia:
  1. Luis Miguel Nieto Presidentea
  2. Dolores Vázquez Barbado Idazkaria
  3. A. J. Aller Fernández Kidea
  4. Ramón José Barrio Díez-Caballero Kidea
  5. María Cruz Ortiz Fernández Kidea

Mota: Tesia

Laburpena

Se ha realizado un seguimiento de uno de los isotopos artificiales más utilizados, el yodo 131 (I-131), con el fin de estimar su contribución a la dosis radiactiva total recibida por los trabajadores que se encuentran expuestos a este radionucleido. También se ha estudiado la concentración de otros radioisotopos de origen natural, principalmente polonio 210, en fertilizantes con el objetivo de aprovechar su presencia para poder diferenciar el tipo de práctica agrícola empleada sobre un suelo. El I-131 es uno de los radionucleidos más empleados en medicina nuclear, tanto con fines terapéuticos como diagnósticos. Se ha estudiado el I-131 en ambientes hospitalarios, aplicando, como novedad, técnicas de muestreo pasivo combinadas con medidas por espectrometría de centelleo líquido; se ha estimado la dosis efectiva por inhalación a la que el personal trabajador puede estar expuesto en un centro médico que utilice habitualmente este radionucleido. Se ha comprobado que el riesgo de inhalar I-131 en un centro de medicina nuclear de estas características, es despreciable al compararlo con la dosis externa total que reciben los trabajadores expuestos. Los residuos líquidos provenientes de los centros hospitalarios que puedan contener I-131 se vierten al sistema público de alcantarillado, llegando junto al resto de aguas residuales urbanas, a las estaciones depuradoras, donde se tratan las aguas antes de devolverlas al cauce del rio. Se ha realizado un seguimiento de I-131 en estas instalaciones y se ha estimado la dosis máxima a la que un trabajador puede estar expuesto al I-131. Para ello se ha puesto a punto un método de análisis de I-131 mediante espectrometría de centelleo líquido más rápido y que permite alcanzar menores actividades mínimas detectables que los métodos basados en espectrometría gamma para este radionucleido en aguas residuales. Se han detectado incrementos temporales puntuales de la concentración de I-131 en las aguas de entrada a la depuradora. Por otra parte, el rendimiento de depuración de I-131 es muy variable a lo largo de todo el periodo de muestreo. Además, se ha estudiado su presencia en relación con el contenido en materia orgánica, obteniendo un comportamiento independiente de este radionucleido respecto a la DQO, DBO y contenido en sólidos en suspensión. Finalmente, se ha estimado la dosis que reciben los trabajadores debida a la exposición a las aguas y fangos, concluyendo que la presencia de I-131 en centros de trabajo de estas características, no constituye un riesgo radiológico. Como el periodo de semi desintegración del I-131 es de únicamente 8 días, su presencia en los lodos generados en las depuradoras no va a proporcionar información relevante a la hora de determinar si ha sido empleado en un suelo como fertilizante. En este sentido, el seguimiento de polonio 210 (Po-210, de periodo de semi desintegración 138 días) puede resultar útil, ya que se va a encontrar presente en distintas cantidades tanto en fertilizantes provenientes de minería, fertilizantes orgánicos como en lodos de depuradora. Se ha estudiado el contenido en radionucleidos naturales en suelos abonados con distintos fertilizantes y se ha comprobado como atendiendo únicamente al contenido en radionucleidos en estos suelos, se puede diferenciar su procedencia, pero no el tipo de abono empleado. En cambio, si se atiende al contenido en iones mayoritarios en combinación con la concentración de Po-210 presente en los lixiviados de un suelo sometido a distintas prácticas agrícolas, sí que se puede determinar si se ha empleado un fertilizante proveniente de minería, lo cual puede resultar interesante en el control de la certificación de cultivos como "ecológicos".