Reescrituras áureas en la poesía del veintisiete y de Miguel Hernández
- AZIM SAID, RASHA ALI ABDEL
- Gaspar Garrote Bernal Director
Universidade de defensa: Universidad de Málaga
Fecha de defensa: 20 de decembro de 2010
- José Lara Garrido Presidente/a
- Belén Molina Huete Secretario/a
- J. Ignacio Díez Fernández Vogal
- Isabel Colón Calderón Vogal
- Juan Matas Caballero Vogal
Tipo: Tese
Resumo
Nuestro estudio tiene como punto de partida la semejanza existente a nivel léxico y temático entre tres autores emblemáticos del Siglo de Oro español "san Juan de la Cruz, Garcilaso de la Vega y Francisco de Quevedo" y algunos de los poetas de la Generación del 27: Pedro Salinas, Luis Cernuda, Gerardo Diego, García Lorca, Jorge Guillen, además de Miguel Hernández. Nos basamos en las obras poéticas del 27 donde mejor se deja sentir la influencia del Siglo de Oro. La realidad sociocultural de la época despertó la necesidad de revivir la tradición española en la poesía del siglo XX, por lo cual vemos que los préstamos áureos fueron adaptados por estos jóvenes poetas según la ideología poética de su época, especialmente por Pedro Salinas, Luis Cernuda, Gerardo Diego y García Lorca. San Juan de la Cruz, con su experiencia mística amorosa, ofreció a los poetas seleccionados para nuestro trabajo los recursos estilísticos que reflejaban bien sus inquietudes existenciales. Estos poetas, homenajeando a san Juan de la Cruz, empleaban en sus versos algunas expresiones exactas del santo como autor secular. La técnica renacentista representada por Garcilaso de la Vega se ve reflejada en dos poetas del 27 que encontraron en la mitología y el mundo pastoril el mejor medio para envolver su melancolía y la expresión del amor: Pedro Salinas y Luis Cernuda. La reinterpretación de los versos áureos de Francisco de Quevedo se enfocó hacia el Quevedo sentimental, teniendo en cuenta la preferencia que tuvieron los poetas del 27 por las fórmulas y expresiones del barroco. El estilo sarcástico y las técnicas variadas de Quevedo relacionadas con los temas de la vida y la muerte interesaron a Miguel Hernández y a Jorge Guillen, aunque luego cada uno lo tratara de una manera diferente en su propia poesía.