Interconexión de sistemas y procesos de cambio en la lengua medieval

  1. Gallego de la Puente, Isabel
Dirigida por:
  1. Rosa María Espinosa Elorza Director/a

Universidad de defensa: Universidad de Valladolid

Fecha de defensa: 02 de junio de 2010

Tribunal:
  1. Margarita Lliteras Poncel Presidente/a
  2. Pascual Martínez Sopena Secretario/a
  3. Carlos Eliseo Sánchez Lancis Vocal
  4. Alexandre Veiga Rodríguez Vocal
  5. José Ramón Morala Rodríguez Vocal

Tipo: Tesis

Resumen

El objetivo fundamental de esta tesis ha sido analizar una serie de cambios que tienen lugar en el castellano durante el siglo XIII, señalar las razones que los motivan y las posibles influencias que pudieron condicionarlos. Para ello hemos revisado de forma exhaustiva textos no literarios desde la época en la que el latín da paso a las lenguas romances hasta el año 1450. La razón de elegir este tipo de documentación estriba en que, por lo general, la mayor parte de las obras literarias de ese período nos ha llegado en copias posteriores. Del corpus elegido hemos optado por manejar únicamente los documentos originales de la zona correspondiente al noroeste peninsular, para analizar las características propias del gallego-portugués, del leonés y del castellano y poder establecer sus diferencias y sus posibles relaciones. Hemos centrado nuestra atención en los conflictos que se producen al coincidir formalmente términos de varios sistemas y las soluciones que han triunfado para no perjudicar el proceso comunicativo. El punto de partida lo constituye el problema que manifestaba la forma medieval so (< SUM), primera persona del singular del presente de indicativo del verbo ser; so (< SUUM), posesivo de tercera persona del singular, y so (< SUB), preposición. Se trata de un claro caso de homonimia, lo que implica para los hablantes una incómoda situación de ambigüedad. El resultado del conflicto es obvio: en la actualidad únicamente se conserva el uso de so preposición, restringido a determinados registros cultos, como el jurídico o el administrativo. Desapareció como forma verbal y como posesivo. Esta situación hizo que nos planteáramos el devenir de las tres formas, la cronología de la modificación o desaparición de dos de ellas, los recursos que utilizó la lengua para proceder a su sustitución por otros elementos y la explicación de por qué sobrevivió la preposición. Asimismo, nos hemos ocupado de otros grupos de homónimos, como el choque de do (< DO), primera persona de singular de presente de indicativo de dar, y do (< de + o), adverbio relativo de lugar; y del de y (< HIC, IBI), adverbio de lugar, e y (< ET), conjunción copulativa. Creemos haber demostrado que no es posible hablar de un solo tipo de causas. Son tan importantes las internas como las externas, y en cada uno de estos tipos hay que realizar las distinciones pertinentes. El prestigio de que goza el sistema lingüístico de una determinada zona, asociado a su momento político y económico, es fundamental para la difusión de las variantes. Del prestigio del gallego-portugués pasamos al del leonés y el de este sobre el castellano hasta la primera mitad del siglo XIII. El Camino de Santiago y la llegada de numerosas gentes procedentes de la zona catalana y de más allá de los Pirineos traen consigo profundos cambios sociales, una fuerte reactivación económica en la zona leonesa, ya en expansión, y una importante influencia cultural, que, en el plano lingüístico, se notará en numerosos aspectos. Queda claro, por tanto, que el castellano no siempre ha ejercido influencia sobre las lenguas vecinas, como se ha insistido tradicionalmente. La mayor aportación de esta tesis puede residir en haber mostrado que las formas verbales soy, doy, estoy y voy no tienen el mismo origen, hecho todavía sin dilucidar en la Nueva gramática de la lengua española de la Real Academia Española (2009: I, 247-248). Queda demostrado, de este modo, que es distinta la historia de soy de la de doy, si bien el castellano tomó ambas del leonés.