Incidencia de las cuñas motrices y psicomotrices en la construcción de otra escuela

  1. SANTAMARÍA BALBÁS, NURIA
Zuzendaria:
  1. Marcelino Vaca Escribano Zuzendaria

Defentsa unibertsitatea: Universidad de Valladolid

Fecha de defensa: 2015(e)ko abendua-(a)k 17

Epaimahaia:
  1. Elena Martín Ortega Presidentea
  2. José Ignacio Barbero Idazkaria
  3. Carlos Gutiérrez García Kidea
  4. David Cárdenas Vélez Kidea
  5. María Fernández-Hawrylak Kidea

Mota: Tesia

Laburpena

Las Cuñas Motrices comenzaron a ser unas pequeñas pausas utilizadas para compensar la extenuante jornada escolar. Estas prácticas corporales pretendían paliar el estrés al que se veía sometido a los alumnos y con su aplicación, su creador Marcelino Vaca Escribano, observó que además mejoraban sus niveles de atención. Partiendo de este concepto y del análisis de “las presencias corporales en la escuela” (cuerpo silenciado, expuesto, parcialmente implicado, suelto, cuerpo objeto de tratamiento educativo u objeto de atención), comienzo una investigación dentro del aula, como tutora y especialista de educación física, que se ha extendido a lo largo de seis cursos escolares, en dos centros públicos de educación primaria de Burgos, y en los que las Cuñas Motrices y Psicomotrices, han contribuido a: - Mejorar el “ambiente de clase”. - Compensar la quietud, el cansancio, el nerviosismo, la tensión o la falta de atención. - Estimular diferentes inteligencias; construyendo aprendizajes; desarrollando capacidades y haciendo crecer las competencias clave. - Disponer aprendizajes que mejoran la vida del aula y que tienen uso fuera de ella. - Enriquecer el currículo y favorecer la inclusión de metodologías activas. - Amplificar las relaciones familia-escuela. - Detectar la necesidad de un nuevo rol del maestro y un desarrollo profesional determinado. Para lograrlo, empleamos herramientas y conocimientos ancestrales tales como el yoga, la relajación, la meditación, los masajes, el trabajo con la energía, que se aplican a diario y en diferentes momentos de la jornada escolar, partiendo siempre de la escucha activa del maestro, para atender las curvas neurofisiológicas, los niveles de estrés y los ciclos de atención, pero también los deseos y las pulsiones de nuestros alumnos; dando así presencia a todos los cuerpos en la escuela (físico, mental, emocional y espiritual).