Niveles de almidón en injertos de vid y su influencia en la tasa de mortalidad en vivero

  1. Sánchez García, Mario
Dirigida por:
  1. Juan José Rubio Coque Director
  2. José Enrique Garzón Jimeno Director

Universidad de defensa: Universidad de León

Fecha de defensa: 05 de diciembre de 2019

Tribunal:
  1. Julio G. Prieto Fernández Secretario
  2. Rafael Suárez Secretario/a
  3. J. M. de Paz Vocal
Departamento:
  1. BIOLOGÍA MOLECULAR

Tipo: Tesis

Teseo: 609879 DIALNET lock_openTESEO editor

Resumen

La tarea de cubrir la demanda mundial de planta de vid injertada recae sobre viveros de vid altamente especializados, en los que se lleva a cabo el cultivo industrial manteniendo en todo momento un elevado control de los parámetros de calidad, así como de la sanidad vegetal y la viabilidad del injerto. Una de las problemáticas a las que se enfrentan este tipo de viveros es la elevada tasa de mortalidad registrada al finalizar el ciclo productivo, situándose ésta alrededor del 30% de forma habitual y pudiendo alcanzar valores mucho mayores. En cualquier caso, supone una importante pérdida económica que recae directamente sobre el vivero. A pesar del enorme impacto económico ocasionado por esta problemática, no existen datos contrastados acerca de las causas de esta elevada tasa de mortalidad. Se ha realizado estudios planteando diferentes causas: problemáticas asociadas a tareas concretas del proceso productivo, patologías relacionadas con hongos fitopatógenos y su posible control con actinobacterias. Además de estas posibles causas, y dado que de las dos partes que forman una planta injertada la mayoritaria se corresponde con el portainjerto, sería muy importante conocer en qué medida influye la cantidad de almidón almacenado en el portainjerto sobre la tasa de mortalidad de la planta injertada. Existen dos fases del proceso productivo en las que la reserva de almidón existente puede ser crucial para el correcto desarrollo de la planta. Durante la etapa de callogénesis posterior al injertado, la planta injertada utiliza el almidón para generar el callo de unión entre ambas partes, así como los nuevos tejidos que permitan el intercambio de nutrientes. Una vez que se ha formado la unión y la planta es implantada en el campo de cultivo, el desarrollo radicular y vegetativo depende de las reservas energéticas acumulada. La determinación de almidón mediante técnicas enzimáticas se ha descrito para diferentes plantas de carácter alimentario, así como para plantas leñosas. Estas técnicas cuentan con una gran fiabilidad, pero resultan muy laboriosas, lentas y costosas. Tomando como base dichos métodos, es posible desarrollar técnicas de espectroscopía infrarroja como una alternativa válida para la cuantificación del nivel de almidón y, al mismo tiempo, se obtengan datos de forma más rápida y a un menor coste. Con estas herramientas, los viveros pueden disponer de información valiosa para decidir si los portainjertos a utilizar son idóneos y, por lo tanto, poder disminuir la tasa de mortalidad.